Capitulo 2B: Escudos y Banderas

- Señor, Señor - una voz chillona le taladraba el cráneo.
- Vete, quiero dormir un poco más… - Jack se movió a un lado, dándole la espalda a una niña de apenas unos ocho años de edad que la miraba con los ojos exaltantes y curiosos.

La espada juramentada había dormido entre dos porches en una callejuela maltrecha, oscura y llena de humedad. Recorrió todo desembarco a la luz de las antorchas, pero fue en vano, pues no encontró cobijo en ninguna, y en la Pomposa no oso preguntar. En la última que había entrado un mayordomo le recibió con buenos modales, pero no con una cama.

- Ser, Siento decirle que no nos quedan más habitaciones. Estamos a reventar con toda la concurrencia que ha llegado para el torneo -
- No necesito una cama, con que me dejéis una mesa tengo suficiente. No pido más –
- El salón también lo hemos cedido, lo siento Ser –

<<Que los Otros se lo lleven a él y al del salón >> Apenas conseguí conciliar el sueño, y cuando algún momento lo hacía siempre había algún ruido que lo sobresaltaba y hacia que despertara a media noche agarrando con fiereza sus pertenecías.
La niña insistía, y ha estas que le cogió del jubón y comenzó a dar tirones a su ropa. Cuando oyó crujir la lana Jack se obligó a incorporarse, algo confuso y mermado.

-Señor, señor – repitió la chiquilla – ¿Sois un caballero? –

<<¿Señor? Si ni siquiera soy tan viejo… >>

- Eso creo... intento ganarme la vida con honor –
- ¿Me llevarías a vuestro castillo? – inquirió.
- Puede, si algún día tengo uno –

Se levanto y acabo por ignorar toda pregunta que le formulaba la muchacha: Que donde estaba mi caballo, la armadura, los rizos del caballo, mi escudo, y un largo etc. De mientras se fue adecentando como pudo en aquel lugar, y cuando creyó estar listo le dio una moneda de cobre a la niña y se largo de allí a buen paso. Tenía hambre, así pues que busco alguna posada donde tomar algún desayuno ligero. Resulto que la posada en la cual no había ni mesas libres era la más cercana, pero Jack no tuvo el pudor de evitar y buscar otra: tenía hambre.

Jack se extraño ver a Squall Leonhart, de píe frente un criado preguntado por el Redhowl. Eso le puso inesperadamente en alerta, y fue su voz la que contesto, esperando sobresaltar al vendedor de vinos:

- Le cogistes mucho apreció a Ser Kalen para haberlo conocido ayer… ¿No cres? -

No señor mio - Dije sin dejar de mirar al posadero, la voz era inconfundible a tan poca distancia, me giré para ver la cara del Highshiel - De hecho no sabia que se llamara Kalen, me habeis dado una informacion relevante, así no parecería grosero por no preguntar su nombre, no teneis muy buena pinta señor, ¿la posada en la que os habeis alojado no era de su agrado?

No pensaba interesarme por ninguno, pero quizás sea hora de hacer las primeras relaciones diplomáticas... si vuelvo a Invernalia con un mensaje entregado y alianzas en el exterior, quizás mi Lemures se digne a contratar mas soldados, y eso me mantendría ocupado un buen tiempo.

Ya he desayunado, pero me agradaría tomar otra jarra de hidromiel mientras usted desayuna, si es que no lo ha hecho todavía claro está - Quizás me convenga saber mas cosas de estos Highshiel.

Ser Kalen Redhowl recorría las calles de Desembarco del Rey hacia la Puerta del Rey. Caminaba sin prisa, inmerso en sus cavilaciones. Se detuvo de pronto y cambió de dirección.

Volvió a "El Sueño del Rey" y se puso su magnifica armadura y se colgó a "Aullido" a la espalda. Decidio salir por la puerta trasera. Cuando se disponia a abrir la puerta para salir a la calle, escuchó unas voces conocidas procedentes del comerdor trasero de la posada. Abrió la cortina y sonrió extrañado al ver a Leonhart y Peacock.

Y hablando de los antiguos Dioses - dije ante la mirada de Kalen - Su compañero esta detras de usted Highshield

Tengo que intentar pasar mas tiempo con estos 2 sujetos, acabar lo que tengo pendiente, que no es poco y ver cuan fuertes son sus respectivas casas, quizás sea tiempo de una política de alianzas potente.

Señores, tengo un ofrecimiento que hacerles, mi carruaje espera en la Puerta Del León al caer la tarde, no se si nos dejaran marchar, pero pediré a la mano que le entregue personalmente el regalo al bueno de Robert, ya que dudo mucho que me reciba con estas justas realizandose.... - Ya me las veré con mi hermano al llegar a Invernalia - Así que, ¿Por que no me acompañan a Invernalia?, en el carruaje caben comodamente 4 personas, así que, venid a Invernalia, a la casa de los Leonhart, y hablaremos de temas que quizás puedan repercutirnos seriamente.

Si aceptan...debería asistir al momento a la Fortaleza Roja para dar esto a quien sea, de una maldita vez, me da igual que se lo beban los capas doradas.

- ¿Invernalia? -

Jacks jamás habían estado tan desconcertado en su vida -bueno, quizá si ahora el Aegon el conquistador se presentara por la puerta tras Ser Kalen, montado en su dragón negro y haciendo malabarismo con pasteles de fresa hubiese llegado a su cupo -. Redhowl estaba tras de él, acaba de llegar <<Por los dioses>> pensó, <<Aquí ocurre algo más allá de la voluntad de los hombres>>.

Vacilo unos segundos y examino aquel hombre: No parecía un caballero, pero sus modales despertaban una aversión natural de Peacoak hacia aquel hombre. Tan pronto como pudo recupero la compostura. Se aclaro la voz y se erguió, no debía de vacilar. Busco la mirada de Ser Kalen y finalmente pronuncio más bien lo que pudo.

- Me gustaría ver el norte, pero también el torneo – tenía el cuerpo tenso, y la mano apoyada instintivamente en el mago del hacha de mano - A que se debe vuestra ambilidad - no era una pregunta.

Simplemente a querer tratar temas que no se pueden tratar en sitios públicos como este, aunque si quereis esperar a que acaben las justas, no tendré ningun problema, partiré hacia Invernalia esta misma tarde tras hacer mi recado - Dije, aún con la caja en la mano - Cuando acabeis, por favor os ruego partir hacia La Fortaleza Leonhart, preguntad por el norte si os perdeis, el mismo Eddard Stark adquiere nuestros vinos y algunas de nuestras provisiones, obviamente, por un precio asequible. Bueno el caso, estamos al lado Del Bosque De Los Lobos, si lo bordean veran la fortaleza de piedra, no se adentren demasiado, en el bosque quiero decir hay guardas de mi casa dentro y podrían confundirlos con cazadores furtivos


Veamos en que acaba todo esto...

Y ahora señores, dispensenme, me dirijo a dejar esta pesadez en la fortaleza Roja y partiré - Incliné ligeramente mi cabeza y pase entre ellos hacia la puerta - Señores - Dije antes de cruzar el humbral - Encontrarán la respuesta a mi molesta invitación en sus almas, pero primero, Miren en sus corazones

Me alejé de esa condenada posada, y me dirigí hacia las puertas del Castillo.

Ser Jackson Peacock parecia realmente confuso. A Kalen tambien le pareció extraño el ofrecimiento de Leonhart. A pesar de que habia algo en él que le inspiraba confianza, tal como estaba la situación no podia fiarse de nadie. Podria tratarse de otro sicario contratado por los Calgar y aquel ofrecimiento podria ser una treta para poder tenderle una emboscada. No sabia que pensar. Comenzaba a desear haber accedido a la petición de su hermano de que unos cuantos soldados Redhowl se hubieran quedado con él. Le despidió con un leve gesto mientras salia por la puerta.

– Lo cierto es que no se a que se debe este ofrecimiento – dijo situándose junto a Ser Jackson, del que tampoco sabia que pensar – Anoche dijisteis algo sobre un recado ¿Tiene algo que ver con el torneo?

Kalen observaba el rostro del hombre en busca de una pista que pudiera desvelar sus intenciones.

Jack porfin había recuperado el brillo en los ojos, que aproecho para observar detenidamente la partida Leonhart. Ese hombre tenía la capacidad innata de turbar a la gente. Ser Kalen en cambio tenía otra manera de actuar más confiada, o mejor dicho, segura. Aunque era dificil saber porque.

- ¿Quereís desayunar? - dijo de repente - Leonhart ya lo a pagado con antelación -

El posadero sirvio unas gachas y tosta de miel con brío y la espada juramentada se acomodo para disfrutar del pequeño banquete matutino, por lo menos este no lo pagaba de su bolsillo. Su tono no era muy efusivo, pero si diligente.

- Si Ser, tengo que entregarle un carta a Lord Emrly del Valle de parte de mi señor - la comida no tenía ni punto de comparación con lo que le habían servido la noche anterior en la Pomposa - Intente darle el recado ayer por la noche, pero no me dejaron salir de la ciudad. Por lo visto la Reina Cersi a reforzado la seguridad -


Iba ya por la tosta cuando se acordo:

- Y vos ¿Que tal la cita con la Mano, Ser? -

Kalen negó con la cabeza cuando el camarero le preguntó que quería comer algo. Se sentó frente a Jackson y cambió de idea.

– Traedme una copa de ese vino de Rejo que tenéis – exclamó cuando el camarero casi habia desaparecido por la puerta – Mas productiva de lo que pensaba – dijo contestando la pregunta de Peacock.

La copa se la trajo Nara.

– Si deseáis algo más, solo tenéis que pedirlo señores – dijo guiñándole un ojo a Kalen.

Ser Kalen le devolvió la sonrisa a la hija del posadero. La muchacha les dedicó un leve cabeceo y volvió a la cocina.

<< No quiere hablar del tema >> No era quien para dudar de él honor de nadie. Todos tenemos derecho a tener nuestra vida privada. Acabo la tosta con ansia.

- Ser - dijo finalmente, le caia bien Ser Kalen - ¿Quereís acompañarme a la zona de pavellones? Luego podemos ir a ver las justas si le place -

– Estaria bien tomar un poco el aire, había pensado ir a entrenar un poco, hacia tiempo que no me ponia la armadura y tenia la sensación que me oxidaba – mintió – pero creo que el ambiente del torneo me sentará bien – dijo con una sonrisa.

Aun no había decidido en quien podía confiar, así que mejor que Peacock pensara que ir al torneo había sido idea suya.

Peacok retiro el plato ge hizo un gesto de despedida cordial al posadero, dejando la despedida de la hija de este a Ser Kalen, esperando unos segundos a que el caballero rojo negro le siguiera. Se ajusto la hacha en el cinto, esta era la pequeña, pero pesaba algo más que una espada corta, haciendo que el cinturon de Jack insistiera en escaparsele de la cintura.

- Ser - dijo ya de camino. Se acordaba del encuentro de la mano, pero no queria hacer incapie en un tema en el que el caballero ponia mala cara o se escusaba, valia la pena centrarse en el torne y dejar todo a un lado - ¿Os quedareís todo el torneo? Yo no he venido a competir, no me gusta tanta concurencia, pero se he oido hablar de un mago de espada de fuego, dicen que participara en la melee ¿habeís oido hablar alguna vez de él? -

Redhowl se levantó, se despidió del posadero con un leve cabeceo y le dedicó una sonrisa a Nara cuando se cruzó con ella en dirección a la puerta.

Caminaron en dirección a la Puerta del Rey para acudir a la zona de pabellones.

- Ser - dijo Peacock - ¿Os quedareís todo el torneo? Yo no he venido a competir, no me gusta tanta concurencia, pero se he oido hablar de un mago de espada de fuego, dicen que participara en la melee ¿habeís oido hablar alguna vez de él?

– Debe de tratarse de ese extraño lunatico al que llaman el Sacerdote Rojo, Tauros o Thoros, o algo similar creo recordar – contestó Kalen – Hay que estar un poco chiflado para pelear con una espada en llamas, mas de uno acabará sin pelo – sonrió imaginando a algun que otro estirado caballero con el penacho ardiendo - por no hablar de que cuando la espada se caliente, un buen golpe la doblará con facilidad.

Al atravesar la Puerta del Rey, Jackson miró a todos los guardias con una agria mirada, parecía buscar a alguien. Cruzaron la amplia puerta y dejaron atrás la muralla de Desembarco del Rey. Sus oidos se llenaron de risas y sonidos de espadas chocando entre si y lanzas quebrándose, su nariz se inundó con el aroma de los asados y el hedor de la mierda de caballo. Los pabellones cubrían el campo a ambos lados del Camino Real. Enormes pabellones de los caballeros de las grandes casas junto a los humildes pabellones de los caballeros errantes, aquellos que tenían la suerte y los venados para tener un pabellón, claro esta.

Kalen decidió poner a prueba a Ser Peacock, a partir de la conversación que iba a iniciar, trataría de averiguar si podía confiar en la joven espada juramentada o no.

– Antes me habéis preguntado si voy a participar en el torneo – mientras caminaban hacia la zona de pabellones – lo cierto es que vine a Desembarco del Rey junto a mis hermanos con esa intención, pero... – la expresión de Kalen se volvió torva – Hace una semana, asesinaron a mi hermana.

Jackson lo miró con una mirada que le pareció de sincera consternación.

– Un hijo de mil padres se coló en su habitación y la degolló junto a su esposo – continuó tras una pausa – yo... yo estaba en la habitación contigua y... – todavía le afectaba mas de lo que creía – ni siquiera pude...

Kalen tomó aire para recuperar la compostura y trató de ocultar su aflicción.

Kalen se apartó instintivamente de ser Jackson.

– Por suerte, la Mano me ha informado de que han atrapado al asesino – dijo forzándose a sonreír – mañana será ajusticiado.

Se internaron en la zona de pabellones, Kalen miraba a ambos lados, debia encontrar el pabellon de los Calgar cuanto antes. Le dio un vuelco al corazon al ver el gran pabellón amarillo y negro. “No, demasiado grande” pensó “debe ser el de los Baratheon”.

Jack se dio cuenta del sobresalto de Kalen ante el pavellon negro:

-¿Quienes son? -

– Por el tamaño debe de ser el pabellón de la casa Baratheon – contestó Kalen – pero al verlo de pronto me parecieron los colores de unos viejos conocidos.

Kalen se detuvo y miró a Peacock y escrutó su rostro.

– Decidme, ser Jackson – el rostro de Kalen mostraba seriedad – ¿conocéis la casa Calgar?

Ser Kalen Redhowl??

Pregunta una voz tras ellos. Cuando los nobles se vuelven, ven a quien las ha pronunciado. Un bribón de baja cuna sucio y con mala cara. Parece una persona de quien puedes esperar cualquier cosa excepto lealtad. Tiene toda la pinta de haber estado durmiendo en una pocilga, su olor corporal espantaria a los mismos cerdos.

Alguno de ustedes nobles señores conocen a ese pomposo de Ser Kalen Redhowl?? Llevo toda la mañana buscando a ese cachorro? A lo mejor deberia buscarlo mamando en los pechos de su santa madre...

Kalen se dio la vuelta y vio al andrajoso individuo que le había llamado.

– Hace tiempo que deje de reclamar los pechos de mi madre – dijo Kalen con el ceño fruncido – pero, volved a nombrarla y os daré la oportunidad de preguntárselo a ella – no le habia sentado nada bien el comentario de aquel hombre que olía peor que una porcatera.

Vaya, me temo que ya encontré al cachorrilo. Quizá en otra ocasión pueda presentar mis respetos a su señora, pero creo que ahora nos requieren asuntos mas importantes.

El hombre sonrió al ver el valor y el orgullo del joven. "Todos son iguales"

No pretendia ofenderos. Mi nombre es Kayn Vlasko y creo que tengo un regalo para vos.

Jack se había quedado a medio contestar. A decir verdad no conocia de nada a esa familia noble, pero le hubiera interesado. Cuando el maltrecho individuo les habló la Espada Juramentada se llevo la mano al cinto instintivamente, lento y sin gesto mayor de amenaza que el de colocarse bien el cinto, cerca de donde pudiera sacar su acha de mano si había necesidad...

La espada se quedo en silencio, no era quien para meterse en los asuntos de los demas, pero tampoco iba a dejar a Ser Kalen con un completo desconocido, aunque el caballero de los Redhowl resultaba en sí un desconocido para Jack...

Kalen miró al hombre con desconfianza, trató de ponerse tenso y colocó la mano cerca de la empuñadura de la espada que llevaba en el cinto, aunque trato de no parecer amenazador, nunca se es demasiado prevenido.

– ¿Un regalo? – preguntó temiéndose lo peor, aunque si fuera un asesino dudaba que atacara en medio del torneo y estando con Peacock.

Bonitas armas tienen ustedes señores, pero no creo necesario que para comunicarnos empleemos el lenguaje del acero

Si son tan amables de acompañarme a los calabozos de la guardia, podría haceros entrega de mi regalo. Un pequeño malnacido al que seguro estareís encantado de conocer. La otra noche, salía de la taberna cuando un hombrecillo tuvo la desgracia de aterrizar sobre mi. No hubiera recibido mas que un par de golpes si no hubiera sido por su actitud. Lo menos que debía haber hecho es disculparse, no pretender atacarme con un puñal ensangrentado. No me gustan ver sangre en manos que no sean las mias y menos aún que me ataquen. Asi tuve que meterle ese puñal por el culo.

Kayn siguio contando su historia divertido, mientras empezaba a ver la impaciencia en el rostro de los nobles.

Perdon -dijo mientras un eructo subia a su garganta tras una noche de borrachera- Seguro que os estais preguntando que tiene eso que ver con vos. En fin, el caso es que mientras seguía dando su merecido a aquel bribon, los guardias me detuvieron y nos llevaron a los dos. Para mi solo ha sido un par de noches en los calabozos, pero por lo visto, quel hombrecillo había asesinado a una joven señora y su esposo. Asi que.... Aqui estoy, habia oido que pagariais una buena recompensa por el asesino de vuestra hermana, no es cierto?

Kayn miró desafiante al joven señor.

Al menos, lo que quede de él. A veces me excedo un poco, espero que no os importe que el pobre hombre no tenga dientes, haya perdido algunos dedos y tenga un puñal metido en el culo

Kalen se relajó un poco.

– Te agradezco que me lo cuentes – dijo por fin relajando el gesto – pero la Mano ya me ha informado y acabo de visitar a nuestro amigo común en sus nuevos y oscuros aposentos. Respecto a la recompensa – golpeó un par de veces la bolsa que llevaba colgada en el cinto – no veo por que deberia ofrecertela. Tu mismo has dicho que los que cogieron y detuvieron al asesino fueron los guardias.

Vio como el rostro del hombre, un mercenario probablemente, cambiaba su sonrisa por una mirada turbia.

– Pensándolo bien, habéis adelantado su captura – aseguró Kalen lanzandole un dragón de oro.

No esperaba menos de su generosidad legendaria dijo Kayn con sonrisa burlona.

Quiza mi señor me considere digno de alguna otra moneda a cambio de cierta información que no pudo conseguir la guardia de la ciudad.