Capitulo 2A: La Fortaleza Roja

Kalen se detuvo junto a los guardias de la puerta de la Fortaleza Roja.

– Tengo audiencia con la Mano – dijo.

– Debéis ser Redhowl – dijo una voz tras los guardias.

Un guardia mas anciano que los que estaban en la puerta se acercó desde el interior de la muralla. Llevaba una hermosa capa azul, en lugar de las capas doradas del resto de guardias.

– Ser Kalen Redhowl, ¿no es asi? – el amplio bigote le ocultaba la boca – Lord Jon Arryn nos dio instrucciones de que os lleváramos a su presencia.

Lo guardias se apartaron para abrirle paso. El capa dorada condujo a través del enorme patio de armas de la fortaleza roja. Hasta una hermosa torre construida con el mismo ladrillo que el resto de la fortaleza.

– La Mano lo espera – informó el guardia del bigote a los que estaban en la puerta de la torre.

Ambos guardias se hicieron a un lado para que los hombres pasaran. El guardia de Arryn condujo a Kalen hasta el segundo piso. Abrió una gran puerta de madera labrada y le indicó a Kalen que entrara.

– Lord Jon vendrá enseguida – dijo antes de cerrar la puerta y marcharse.

La sala estaba decorada con magníficos tapices. Según había oído, el Rey Robert los había hecho traer desde todos los puntos de los Siete Reinos, incluso de mas allá del mar. Se acercó a la ventana y se dedicó a observar la ciudad. La puerta crujió y entró la Mano del Rey.

– Magnifica vista, ¿no creéis? – dijo Jon Arryn con una sonrisa amable.

– Si mi señor – respondió Kalen – Es un autentico honor que me hayáis concedido audiencia – prosiguió haciendo una reverencia.

– Dejad eso para mas tarde, debo deciros algo – le dijo sin dejar de sonreír – Hemos cogido al que mató a vuestra hermana.

Jon Arryn lo condujo a través de los corredores subterráneos de la Fortaleza Roja en dirección hacia los calabozos. Los corredores estaban mucho menos decorados que le resto de la fortaleza, y la luz de las antorchas le daba un toque siniestro.

– Lo encontramos en una taberna de mala muerte del Lecho de Pulgas – explico la Mano mientras bajaban las escaleras de caracol – el muy idiota fanfarroneaba con que le habían pagado una fortuna por matar a dos noble. Llevaba las mismas ropas que utilizó para colarse en El sueño del Rey. Se trata de un experto ladrón, por lo que la cerradura de la habitación no fue ningún problema. Dice que los mató mientras dormían, si os sirve de consuelo, vuestra hermana no sufrió.

– El único consuelo me lo proporcionará ver como se le apaga la vida de los ojos – replicó Kalen roncamente.

– Hay mas – prosiguió Jon Arryn – Como ya os he dicho, alguien le pagó para que lo hiciera.

– ¿Ha dicho quien? – inquirió el joven bruscamente.

– Según a confesado, lo contrataron dos hombres encapuchados. Lo emplazaron en un callejón oscuro para darle las ropas y veinte dragones de oro, por lo que afirma que no pudo verles la cara – ya casi habían llegado a las celdas – pero dice que bajo la oscura capa de uno de ellos, vio asomar una capa amarilla – continuó al ver la cara de frustración de Kalen – eso podría darnos alguna pista de a que casa pertenecían esos hombres, pero con la cantidad de casas que han acudido al torneo, podría ser buscar una aguja en un pajar.

Arryn se dio cuenta de que Redhowl se había detenido, se dio la vuelta para observarlo. Tenia una extraña expresión en la cara y la mirada parecía perdida. Como podía haber estado tan ciego. Debió imaginarlo en cuanto vio los cadáveres.

– Calgar – susurró – fue alguien de la casa Calgar.

– ¿Que os lleva a pensar eso? – se interesó la Mano retrocediendo hasta quedar a la altura del joven caballero.

– Arkayl Calgar, ese bastardo hijo de mil padres, trató de cortejar a mi hermana en diversas ocasiones, pero tanto ella como mi padre se negaron a esa relación – las palabras de Kalen tenían un toque de odio.

– Es una acusación muy grave la que estáis haciendo, muchacho – dijo Arryn – debéis reunir pruebas fundadas antes de acusar a una familia noble de actos tan graves.

– Lo se – contestó sombrío – lo se.

– ¿Aun queréis que os lleve frente a él? – preguntó lord Jon mirándole a los ojos.

Ser Kalen Redhowl asintió con la cabeza, a lo que la Mano del Rey contestó con una reconfortante sonrisa. Lo llevó hasta las celdas, donde un hombre realmente feo les esperaba con un gran manojo de llaves.

– Abre la del asesino, Payne – ordenó Jon Arryn – ese es el cuchillo – le dijo a Kalen señalando la mesa que había junto al carcelero.

Sobre la sucia mesa de madera había un viejo cuchillo mellado aun manchado de sangre. “No es mas que un sucio cuchillo de carnicero” pensó Kalen consternado. Alzó la vista al escuchar el sonido de la puerta. El tal Payne le hizo una horrible mueca que dejo ver su boca vacia y soltó un extraño sonido gutural.

Kalen se acercó lentamente a la puerta. En el interior de la pequeña celda, un ridículo hombrecillo con sucias ropas de noble, se mecía con las rodillas entre los brazos. Al ver a Kalen se levantó y se acurrucó contra la pared. La mirada de Kalen reflejaba todo la ira y el dolor que había sentido en los últimos siete días.

– ¿Sabes quien soy? – inquirió.

El hombre se apretó mas contra la pared y asintió con la cabeza.

– La mataste sin ningún honor, sin posibilidad de defensa y con un sucio cuchillo de cocina – Jon Arryn se dio cuenta de que llevaba el cuchillo en la mano – no mereces ni siquiera el reconocimiento de una ejecución publica – continuó mientras le ponía el cuchillo en el cuello.

– ¡Redhowl! – exclamó la Mano – ¡No lo hagas!

– Pero mi hermana merece que todo el reino te vea morir – la voz del joven era completamente inexpresiva mientras bajaba el cuchillo – Veremos de que te sirven esos dragones cuando el Desconocido te reclame.

Kalen abrió los ojos y miró el gran árbol que tenia en frente. No era un arciano. No quedaban arcianos tan al sur. Su padre decía que el que había en su Bosque de Dioses era el mas austral de los Siete Reinos, probablemente tenia razón.

– Veo que conserváis las costumbres de los Stark – le dijo Jon Arryn cuando le preguntó por el Bosque de Dioses al salir de los calabozos.

Se levantó y echó a andar hacia la puerta de la Fortaleza Roja. Habia estado dos horas en el pequeños bosquecillo rodeado de altas torres rojas como las hojas de arciano, era hora de hacerle una visita a los Calgar.

Al salir de la fortaleza, se dirigió hacia la Puerta del Rey. Si los Calgar habian acudido al torneo, su pabellón estaria junto al torneo. Eran una casa pequeña, pero orgullosa. “Demasiado orgullosa” pensó Kalen.

Un presente para su majestad - Expliqué - Vino del Norte , seguramente el Rey se encuentr en las Justas, pero me gustaría que uno de sus mayordomos o algun mayordomo de la Mano lo tuviera , y no es por desconfianza - Aunque obviamente, si lo era, esos 3 malditos guardias sureños no tenían mucha pinta de caballeros precisamente.

Antes habrá que abrirlo y probarlo - Dijo uno de ellos, iba armado con una lanza...- Podría llevar veneno - Acabó explicando...

Imbeciles... Idiotas... Mi mano agarraba con fuerza la caja, y no pensaba soltarla.

Es usted Ser Leonhart - Oí una voz suave y tenue que aun siendo así, se alzaba ante las demás, Jon Arryn, hizo aparición en ese momento, seguido por una hueste de sirvientes, deposité la caja en el suelo e inqué una rodilla en el suelo... que mínimo. - Recibí una carta de su señor hermano diciendo que se iba a traer un presente para el rey y para mi, ¿no?

Si señor, y no soy ningun Ser - ¿Tan buen aspecto tengo? - No sabía que mi hermano hubiese mandado cuervos, pero bueno, ah y digale a sus guardias que si vuelven a dudar del honor y de la bondad de la Casa Leonhart....Yo mismo les mataré - No tolero...que nadie haga eso... les habria matado al instante de no ser quienes son y mas que eso... estar donde estaban, la Mano se quedo mirandome tras ese comentario y no con cara de amigos la verdad. Dispensenme señor, pero en la caja hay 3 botellas, y un mensaje, el mensaje es privado para el rey, sin duda se que usted se lo hará llegar - Dije mientras le entregaba la caja en mano.

Me di la vuelta y me marché, quizás estaban dispuestos a detenerme... o a pedirme explicaciones por mi comportamiento, pero esas 3 caras no las olvido, no se si habré fastidiado lo que tenía pensado...pero lo hecho hecho está, ME LARGO DE AQUI Y ESPERO NO TENER QUE ESPERAR MUCHO AL COCHERO.

Y con suerte...me marcharía sin que ningun guardia me cortara el paso...o sin que matara a nadie con mis propias manos.